La formación, reglada o no reglada, es un aspecto imprescindible de la evolución personal, social, cultural y laboral de las personas en el contexto de la sociedad actual.
El aprendizaje permanente se instala como meta, viene de la mano del desarrollo del enfoque de competencias laborales y de la creciente centralidad de la formación para la empleabilidad.
La continua y rápida sucesión de cambios en la configuración del trabajo y en el contenido de las ocupaciones ha rebasado la respuesta tradicional de la formación profesional sustentada en cursos con un inicio y un fin determinado y certificaciones con validez permanente.
Los cursos gratuitos o cursos subvencionados son una gran oportunidad formativa para todas las personas, independientemente del estatus social, de si están trabajando o en situación de desempleo.
Los cursos 100% subvencionados están financiados por diferentes entidades públicas, pero, y ese dinero, ¿de dónde viene?
Puede llegar de diferentes vías:
- De fondos procedentes de la cuota de formación profesional que aportan las empresas y los trabajadores (cada trabajador aporta un 0,7% de su base de cotización para formación) – representa la formación programada o bonificada
- De fondos procedentes del Fondo Social Europeo (Organismo Internacional)
- Aportaciones específicas del presupuesto del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), así como de las Comunidades Autónomas, las cuales destinan fondos propios para financiar la gestión de las iniciativas de formación.
Para acceder a este tipo de formación, las entidades que financian establecen una serie de requisitos de acceso en función de diversos criterios que hay que cumplir sí o sí al inicio del curso.
Los pros y los contras de la formación gratuita
A primera vista todo son ventajas en la formación gratuita, pero, puede que los cursos gratuitos también tengan alguna desventaja.
Lógicamente, la gran ventaja de recibir cualquier tipo de formación gratuita es el ahorro económico que supone. Y más aún si tenemos en cuenta que hay cursos muy interesantes con un precio elevado que, en determinadas circunstancias como la de estar en situación de desempleo, pueden salirnos gratis.
Otra ventaja de la formación gratuita es que, precisamente por ser gratis, nos facilita la posibilidad de realizar varios cursos al mismo tiempo desde casa -muchos de ellos son cursos online– y también la opción de abandonar un curso en caso de que nos llamen para un trabajo -o simplemente porque no nos interesa continuar- sin que tengamos que perder dinero por ello.
Y eso, que es una ventaja para el alumno, es al mismo una desventaja para quienes organizan los cursos y también para las personas que no han podido acceder a un determinado curso porque la oferta de plazas era menor que la demanda.
Como la oferta formativa es muy amplia y diversificada, la formación impartida de forma gratuita puede ser de mayor o de menor calidad, lo que puede transformarse en una desventaja.
Aunque los cursos gratuitos reciban algún tipo de subvención, ésta no siempre es lo suficientemente alta como para ofrecer los medios y herramientas necesarias ni para contar con un profesorado altamente cualificado.
En conclusión, lo que es innegable es que los pros ganan por mucho a los contras cuando hablamos de formación gratuita.
Por lo último, un consejo: estudia lo que quieras, cuando quieras, desde donde quieras y como quieras porque
El aprendizaje es un tesoro que seguirá a su dueño a cualquier lugar. (Proverbio chino)
Atena Vilciu- Subdirectora de Beta
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